Cada vez son más las personas que se atreven a denunciar los casos de abuso y acoso sexual cometidos, durante años, por el clero chileno. Los testimonios hablan de tocamientos indebidos en piscinas, masajes e incluso violaciones. La cadena pública británica BBC viajó a Valparaíso y recogió algunos de estos relatos.
Mauricio Pulgar
Mauricio Pulgar cuenta algunas experiencias traumáticas que sufrió tras seguir su vocación sacerdotal, cuando era menor de edad. Con tan solo 17 años, le obligaron a meterse a una piscina desnudo, junto a otro compañero. Uno de los curas les empezó a tocar argumentando que era bueno “para la autoestima”. Meses después también le sorprendieron actitudes raras, como la frecuencia con la que querían darle besos en la cara o el paulatino alejamiento que le obligaron a hacer con su familia.
Pero lo peor fue cuando un veterano sacerdote abusó sexualmente de él, después de que se desmayara. Los intentos de la víctima por comunicarlo a instancias superiores dentro de la Iglesia cayeron en saco roto debido a los esfuerzos de las élites católicas chilenas por silenciar estas polémicas. Cuando llevó el caso a juicio tampoco tuvo éxito, pues los delitos ya habían prescrito.
Marcelo Soto
Marcelo Soto vivió una situación similar con el mismo párroco que había abusado de Pulgar. El cura invitó al joven a su habitación a ver una película y cuando este llegó se dio cuenta que era porno homosexual. Cuando le pidió explicaciones, el eclesiástico “se tiró encima a tocarme los genitales e intentar hacerme sexo oral”, tal y como desvela BBC Mundo. Una vez más, misma respuesta de los superiores: pedirle silencio y no darle ningún tipo de apoyo.
Sebastián del Río
Sebastián cuenta que el mismo cura mencionado se obsesionó con él y lo acosaba continuamente hasta que decidió enfrentarse a la situación. “Se puso a llorar y me dijo que esperaba que fuera más cariñoso con él, que quería estar conmigo”.
Posteriormente, a Del Río le nombraron como asistente de Gonzalo Duarte, obispo que también está implicado en estos casos pues, “siempre se hizo de la vista gorda”. Además, Sebastián reveló que un día el obispo le pidió que le hiciera un masaje en la espalda
El caso de Gonzalo Duarte
El Papa Francisco acaba de aceptar su renuncia, junto a la de Juan Barros y Cristian Caro, por su avanzada edad (75 años, edad a la que los obispos suelen abandonar sus funciones). Sin embargo, las víctimas reclaman que se oculte tras la excusa de su edad la responsabilidad que Duarte también tiene.
“Me parece pésimo (…) No es justo que Gonzalo Duarte salga por la puerta ancha”, dijo el exseminarista Marcelo Soto en una entrevista con Radio BioBío.
Según Soto, en 1992, cuando era seminarista en San Rafael de Lo Vásquez, cerca de Valparaíso, un sacerdote le tocó los genitales e intentó abusar de él. Asegura que denunció los hechos ante Gonzalo Duarte, que era vicario general de la diócesis de Valparaíso, pero no hizo nada. “Duarte me sugirió que no lo comentara con nadie porque siempre ‘el hilo se corta por lo más delgado’. Con esto intentaron amenazarme para que me quedara callado”, señala.
Pero Duarte no solo ha sido acusado de eso. También es inculpado por tocamientos indebidos. Soto agrega que Gonzalo Duarte “era mucho de andar tocando a los seminaristas, de hacerles mucho cariño en la cabeza, en los hombros, en el cuerpo, aunque nunca vi que les tocara los genitales”.
Mauricio Pulgar, que era seminarista en Valparaíso en la década de los noventa, relata conversaciones fuera de lugar de Gonzalo Duarte cuando este era profesor de liturgia en el seminario: “Se obsesionaba con hablar de temas sexuales que no tenían nada que ver con liturgia. Un día, por ejemplo, empezó a decir que si uno tenía una erección y no sabía qué hacer o si uno se masturbaba mucho, tenía que hablar con él porque él era la persona adecuada”, dijo Pulgar a BBC Mundo.
Sebastián del Río, otro exseminarista, explica que Duarte lo nombró su secretario después de finalizar sus estudios en el seminario, mientras estaba a la espera de ser ordenado sacerdote. Del Río asegura que un día Duarte lo llamó a su apartamento para hablar sobre su ordenación: “Mientras conversábamos, Gonzalo Duarte se mete al baño, me dice ‘acompáñame’ y se desnuda el dorso”, puntualiza.
Durante los últimos días han surgido nuevas denuncias contra Duarte y otros religiosos de seminarios e iglesias de la región de Valparaíso. Es por ello que varias víctimas de Valparaiso han pedido reunirse con los enviados especiales del papa Francisco, Charles Scicluna y el español Jordi Bertomeu.
Fuente: Religión Digital
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