Gracias a los donativos semanales que reciben de Cáritas Lima, la comunidad de San Lázaro puede llegar a muchos hogares y familias que pasan necesidad, incluyendo grupos de niños y niñas que viven en la quinta de San Jacinto: “Si queremos abordar el tema seriamente tenemos que defender los derechos fundamentales del niño, pero también ver la realidad y cómo podemos intervenir para transformarla” – precisa el Párroco.

La Iglesia es la institución que más cerca está en el día a día de nuestro pueblo, nosotros no tenemos horario porque los pobres no son nuestro trabajo, son nuestra misión, son nuestro quehacer diario. La Iglesia en salida se acerca a ese mundo de los disminuidos y descartados como lo son los niños que sufren la explotación

Pero el desafío de atender las necesidades de muchos niños que sufren el maltrato del trabajo infantil no puede resolverse en solitario: “se requiere un trabajo articulado interinstitucional, la Iglesia sentada en la misma mesa de trabajo con otras instituciones gubernamentales – reitera el Padre Carlos – tenemos que ponernos en las manos de Dios, preguntarle a Él ¿Señor cuál es nuestra misión ¿Qué desafíos tenemos que afrontar en esta actualidad? Dejar de ser egoístas y pensar más en el prójimo, aproximarnos a la realidad pobre de la gente”.

Esta pandemia nos está enseñando que nosotros vivimos juntos en comunidad, que si el otro se cuida me cuida a mí y viceversa. Tal vez los templos están cerrados, pero la Iglesia se ha difuminado, está más viva que nunca.

Hoy más que nunca, como Iglesia de Lima, nos unimos al llamado del Papa Francisco y hacemos eco de sus recientes palabras sobre el trabajo infantil: “en muchos casos se trata de formas de esclavitud y reclusión que provocan sufrimiento físico y psicológico. Todos somos responsables de esto”.

Fuente: Arzobispado de Lima