Aunque la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera descendió un 5,6%, alcanzó un nivel récord en 2020, con un aumento superior a la media registrada en la década 2011-2020. Así lo ha anunciado -el pasado 25 de octubre- la Organización Meteorológica Mundial (OMM), organismo de las Naciones Unidas con sede en Ginebra, en su informe anual sobre los gases de efecto invernadero de los últimos 12 meses.
Técnicamente, la cantidad de Co2 -el gas de efecto invernadero más importante- ha alcanzado una media de 413 partes por millón en la atmósfera, con picos de 420. Hace sólo cinco años eran 400. Una concentración de dióxido de carbono es par a la que se registraba en la Tierra hace entre 3 y 5 millones de años, cuando, explica el secretario general del OMM, Petteri Taalas, “la temperatura era de 2 a 3 grados más cálida y el nivel del mar estaba entre 10 y 20 metros más alto que ahora”. Pero entonces no había 7.800 millardos de personas”.
“Estamos muy desencaminados”, subrayó Taalas, ya que si el crecimiento continúa a este ritmo, el aumento de la temperatura será muy superior a los 1,5-2 grados fijados por el Acuerdo de París. Incluso si las emisiones se redujeran rápidamente hasta llegar a un nivel neto cero, según el informe, el nivel de temperatura ya observado se mantendría durante varias décadas y eso supondría “condiciones meteorológicas más extremas, como calor, precipitaciones intensas, deshielo y aumento del nivel del mar”.
También preocupa que la función de absorción de dióxido de carbono de los océanos y de los ecosistemas terrestres, como los bosques, sea menos eficiente debido al aumento de las sequías y los incendios. En general, los bosques y los océanos retienen la mitad del CO2 de la atmósfera, y un debilitamiento de este “amortiguador” aumentaría aún más las temperaturas.
“Este es un claro mensaje científico para los negociadores de la Cop 26” -que comenzará el domingo en Glasgow-, explicó además Taalbat. Como ha dicho a menudo el Papa Francisco en sus discursos sobre el cambio climático, este es el momento de actuar. “Debemos revisar nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte y todo nuestro modo de vida”, reitera el secretario del OMM, “los cambios necesarios son económicamente asequibles y técnicamente posibles. No hay tiempo que perder”.
Fuente: Vatican News
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