El pasado 30 de mayo, la emisora CristoVisiónTV de Colombia convocó a los obispos de los países de Colombia, Canadá y Perú para participar de un conversatorio  ‘en línea’ y abordar el tema de la ‘Iglesia de la postpandemia’.

En la sesión, estuvieron presentes el Cardenal Marc Ouellet, P.S.S, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; el Cardenal Gérald Lacroix, Arzobispo de Quebec y Primado de Canadá; Monseñor Juan Carlos Barreto, Obispo de Quibdó, Colombia; y Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú.

Ante la pregunta sobre el rol de la Iglesia y su aprendizaje en este tiempo, el Cardenal Marc Ouellet señaló que “la pandemia nos hizo familia en el sentido que la humanidad quizás nunca había sentido una tal cercanía aún en el aislamiento porque todos venimos pasando por la misma tragedia. Vamos a tener mucha miseria, y creo que para América Latina tenemos que hacer un esfuerzo de imaginación para mantener el sueño de una patria grande que tenían los libertadores, buscando una mejor integración y una mayor solidaridad entre los países del continente”.

De otro lado, monseñor Carlos Castillo expresó que “hemos aprendido a reconocer nuestra fragilidad porque queriendo ayudar y responder, tanto como país como Iglesia, encontramos problemas históricos muy graves, por lo que hemos tenido el aprendizaje de la inadecuación de nuestras estructuras a la vida de la gente. Se necesita aprender a ensanchar las capacidades, y en el Estado aprender a ensanchar la democracia también para que el pueblo mismo participe y todo el mundo se sienta sujeto que aporta solidariamente”.

“Esa referencia a que no podemos volver a la normalidad de antes nos invita a imaginar una nueva normalidad que necesita del ingrediente fundamental de la solidaridad como actitud nueva de reconocimiento del otro que es vulnerable y tiene algo qué decir”, acotó el Primado del Perú.

El Cardenal Gérald Lacroix, por su parte, dijo que la misión de la Iglesia “no es volver a lanzar la economía, sino resucitar a la humanidad, acompañarla para que tenga en su corazón, en su manera de vivir, los valores de vida, de justicia, porque nuestra misión es de caminar con el pueblo de Dios y toda la humanidad”.

En esa misma línea se encuentra Monseñor Juan Barreto, quien afirmó que la Iglesia tendrá que hacer un trabajo muy fuerte con otros actores “para poder visualizar un mundo mejor en el contexto de la post pandemia. Aquí es importante tener en cuenta que el valor supremo que debemos cuidar es el valor de la vida, no puede ser el interés económico ni la vanidad humana, no podemos continuar produciendo a gran escala con químicos, destruyendo y depredando el medio ambiente con un consumo irracional y con una comercialización injusta en donde los sectores ricos de la humanidad crean cada día más pobreza. También hay que cambiar la visión del sistema de salud, no como un asunto financiero sino como un bien social”.

Fuente: Arzobispado de Lima



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