El Observatorio Socio Eclesial habló con Mercedes Arroyo, presente en Roma por el Sínodo Panamazónico al que ha sido invitada oficialmente como experta. Mercedes es miembro de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, y vive su presencia misionera plenamente inculturada en la comunidad nativa de Caco Macaya, del grupo étnico Shipibo- Konibo en el departamento de Ucayali (Perú). Lo que sigue fue su testimonio.


Para mí lo más importante que esté Sínodo aporta a la vida de la Iglesia es la sinodalidad, sinodalidad que se ha vivido a lo largo de este Sínodo, tanto en la Sala Sinodal como en el trabajo en los Círculos Menores. Hemos caminado y discernido juntos, como hermanos y hermanas.

Creo que un camino nuevo que abre el Sínodo es que sigamos viviendo esta sinodalidad que nos lleve a una Iglesia que camina, discierne y toma decisiones “juntos”

Otro punto que destacaría es la presencia de representantes de los Pueblos Originarios, cuya participación ha sido muy rica, y sin cuya presencia el Sínodo no hubiese sido auténticamente amazónico.

También la presencia femenina ha sido muy importante, presencia femenina que recuerda que el Creador nos hizo hombres y mujeres, y que su sueño es que caminemos juntos construyendo una Iglesia de hermanos y hermanas, todos mirando a la misma dirección y construyendo el Reino de Paz y Justicia que El vino a anunciar para todos.

Así mismo, ha sido tema central la toma de conciencia del clamor de la tierra y de los pobres, que no puede esperar, que requiere de una respuesta integral en todos los ámbitos de la vida. La Ecología Integral es una respuesta a estos clamores, y el cuidado de la Casa Común una urgencia.

El ambiente fraterno vivido entre todos los participantes también es de destacar.

 



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