El Papa se fue. Terminaron esos tres días tan intensos de entusiasmo, religiosidad y fervor que hemos vivido, casi al unísono, un gran porcentaje de peruanos. Salvando las diferencias, el entusiasmo nos unió como lo hizo la clasificación al Mundial. Pero el Papa ya está en Roma y volvió la normalidad a nuestro día a día.

Pero muchos no queremos que la vida siga igual y sabemos que, aunque Francisco es un hombre bueno, no es santo y no hace milagros. Esos días nos sirvieron para tomar conciencia de nuestros problemas y nuestras potencialidades. Así que la pelota está ahora en nuestra cancha. Cambiar el Perú depende de todos nosotros, nosotros podemos hacer el milagro.

Está ahora en nuestras manos hacer realidad el sueño de ese país en el que la corrupción sea verdaderamente algo “evitable” y la política se convierta en un servicio honesto cuyo objetivo sea mejorar la vida de todos. Depende de nosotros darle cuerpo al sueño de que la amazonía llegue a ser un lugar en el que los derechos de los amazónicos sean respetados y construyamos prosperidad para todos con un desarrollo en armonía con los bosque , los ríos, y todos los seres vivos que pueblan ese pulmón del planeta que nos toca custodiar. Y, sobre todo, depende de nosotros convencernos de que lo primero es la gente y que no queremos una prosperidad en donde el dios dinero aumente y se reproduzca dejando miles de peruanos “descartados” al borde del camino.

Aprovechemos esta oportunidad de haber podido ver con ojos distintos el país a través de las palabras de nuestro visitante. La situación del país es muy delicada y requiere el concurso de todos. A partir de ahora la pelota está nuestra cancha, en la de creyentes y no creyentes. En la cancha de todos: ciudadanos, sociedad civil y Estado. Es urgente tender puentes y acercarnos entre distintos y conversar para empezar a trabajar.

Siempre decimos que lo último que se pierde es la esperanza. Saquemos fuerza de esta coyuntura y confiemos en nosotros. Francisco se despidió diciendo “Tengo esperanza en ustedes, en el corazón de tantas personas que quieren una vida distinta … No se dejen robar la esperanza”

Maria Rosa Lorbés

Publicado en Diario La República



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