Durante su audiencia general del último miércoles 30 de septiembre, el Papa habló sobre el camino recorrido de estos meses sobre cómo sanar el mundo que sufre “por un malestar que la pandemia ha evidenciado y acentuado”.

Y es que la dignidad, la solidaridad y la subsidiariedad son “vías indispensables para promover la dignidad humana y el bien común”, anclados en los principios de la doctrina social de la Iglesia, guiados por la fe, la esperanza y la caridad. Como discípulos de Jesús, ha propuesto “seguir sus pasos optando por los pobres, repensando el uso de los bienes y cuidando la casa común”.

“Quisiera que este camino no termine con estas catequesis mías, sino que se pueda continuar caminando juntos, teniendo «fijos los ojos en Jesús» (Hb 12, 2), que salva y sana al mundo”, dijo.

De ese modo, Bergoglio invitó a contemplar y apreciar la belleza de cada ser humano y criatura, porque “cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario” y “cada criatura tiene algo que decirnos de Dios creador”.

Por este camino “podremos regenerar la sociedad y no volver a la llamada ‘normalidad’, que es una normalidad enferma, de hecho enferma antes de la pandemia: ¡la pandemia lo puso de relieve!… porque esta normalidad estaba enferma de injusticias, desigualdades y degrado ambiental”, enfatizó.

De otro lado, haciendo referencia a la pandemia del COVID-19, el Papa reconoció que este “pequeño virus sigue causando heridas profundas y desenmascara nuestras vulnerabilidades físicas, sociales y espirituales”, exponiendo la gran desigualdad que hay en el mundo. Estas injusticias, subrayó el obispo de Roma, “no son naturales ni inevitables”, sino que son obras del hombre y que “provienen de un modelo de crecimiento desprendido de los valores más profundos”, y que en muchos casos, ha hecho perder la esperanza, aumentando la incertidumbre y la angustia.

“Para salir de la pandemia, tenemos que encontrar la cura no solamente para el coronavirus -¡que es importante!- sino también para los grandes virus humanos y socioeconómicos. Y ciertamente no podemos esperar que el modelo económico que está en la base de un desarrollo injusto e insostenible resuelva nuestros problemas.”

Fuente: Vatican News



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