“Quisiera que este camino no termine con estas catequesis mías, sino que se pueda continuar caminando juntos, teniendo «fijos los ojos en Jesús» (Hb 12, 2), que salva y sana al mundo”, dijo.
De ese modo, Bergoglio invitó a contemplar y apreciar la belleza de cada ser humano y criatura, porque “cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario” y “cada criatura tiene algo que decirnos de Dios creador”.
Por este camino “podremos regenerar la sociedad y no volver a la llamada ‘normalidad’, que es una normalidad enferma, de hecho enferma antes de la pandemia: ¡la pandemia lo puso de relieve!… porque esta normalidad estaba enferma de injusticias, desigualdades y degrado ambiental”, enfatizó.
De otro lado, haciendo referencia a la pandemia del COVID-19, el Papa reconoció que este “pequeño virus sigue causando heridas profundas y desenmascara nuestras vulnerabilidades físicas, sociales y espirituales”, exponiendo la gran desigualdad que hay en el mundo. Estas injusticias, subrayó el obispo de Roma, “no son naturales ni inevitables”, sino que son obras del hombre y que “provienen de un modelo de crecimiento desprendido de los valores más profundos”, y que en muchos casos, ha hecho perder la esperanza, aumentando la incertidumbre y la angustia.
“Para salir de la pandemia, tenemos que encontrar la cura no solamente para el coronavirus -¡que es importante!- sino también para los grandes virus humanos y socioeconómicos. Y ciertamente no podemos esperar que el modelo económico que está en la base de un desarrollo injusto e insostenible resuelva nuestros problemas.”
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