El último sábado 21 de noviembre, durante la clausura del evento Economía de Francisco, el Papa envió un videomensaje a los jóvenes y empresarios participantes de todo el mundo, quienes se reunieron en Asís, Italia, y se sumaron al cambio del modelo que propone Francisco.

“Gracias por estar allí, por todo lo que trabajaron y se comprometieron estos meses a pesar de los cambios en el programa; lejos de desanimarse supe del nivel de reflexión, calidad, seriedad y responsabilidad con que trabajaron: no dejaron afuera nada de lo que les alegra, preocupa, indigna y moviliza a cambiar”, comenzó su discurso.

Debido a la pandemia, Francisco recordó que “de una crisis no se sale igual: salimos mejor o peor”. “Alimentemos lo bueno, aprovechemos la oportunidad y pongámonos todos al servicio del bien común. Ojalá que al final ya no estén ‘los otros’, sino aprendamos a desarrollar un estilo de vida capaz de decir ‘nosotros’. Pero un ‘nosotros’ grande, no un ‘nosotros’ pequeño y después los demás’, no; esto no va”, indicó.

“Es hora de que se conviertan en protagonistas de su vida y de todo el tejido social. No pensemos por ellos, pensemos con ellos. Recuerden el legado de la Ilustración, de las elites iluminadas. Todo por el pueblo, nada con el pueblo. Y eso no es bueno. No pensamos por ellos, pensamos con ellos. Y desde ellos aprendamos a dar el paso a modelos económicos que nos beneficiarán a todos porque el eje estructurante y decisional será determinado por el desarrollo humano integral, tan bien desarrollado por la doctrina social de la Iglesia”, expresó el Obispo de Roma en su videomensaje.

La política y la economía, agregó, “no deben ‘someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia. Hoy, pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida humana’, insiste. “Sin esta centralidad y direccionalidad quedaremos presos de una circularidad alienante que lo único que perpetuará será dinámicas de degrado, exclusión, violencia y polarización”, pues “la producción, al fin y al cabo, no tiene otra razón de ser que el servicio a la persona”.

Es tiempo, “queridos jóvenes economistas, emprendedores, trabajadores y empresarios, de arriesgarse a propiciar y estimular modelos de desarrollo, progreso y sustentabilidad donde las personas, pero especialmente los excluidos —en los que incluyo la hermana tierra— dejen de ser, en el mejor de los casos, una presencia meramente nominal, técnica o funcional para transformarse en protagonistas de sus vidas como del entero entramado social”, continuó.

Fuente: Zenit



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