En la plaza San Pedro envuelta en un manto de neblina, miles de fieles se congregaron, en la mañana del jueves 5 de enero, para presenciar la misa exequial de Benedicto XVI y despedirse de él.

El Papa Francisco llegó en silla de ruedas, y tomó lugar en el palco para iniciar la celebración fúnebre, en la que participaron unos 130 cardenales, 400 obispos y casi 3 700 sacerdotes.

Durante su homilía, Francisco reflexionó sobre la lectura del Evangelio de San Lucas 23, 46, deteniéndose en particular en una frase que Jesús pronunció en la cruz: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

“Son las últimas palabras que el Señor pronunció en la cruz. Su último suspiro capaz de confirmar lo que selló toda su vida: un continuo entregarse en las manos de su Padre. Manos de perdón y de compasión, de curación y de misericordia, manos de unción y bendición que lo impulsaron a entregarse también en las manos de sus hermanos”, expresó.

Asimismo, describió algunas características del Papa emérito como un pastor que ama el rebaño y sigue al Señor. En otro momento, pidió a la comunidad eclesial “seguir sus huellas y confiar a nuestro hermano en las manos del Padre”.

Benedicto XVI contribuyó a desarrollar el fundamento teológico de la opción por el pobre. En su discurso inaugural de la Conferencia de Aparecida señaló que: ” la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Cor. 8,9)”

Fuente: Vatican News



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