Una de las ideas fuerza del mensaje de Francisco en el Perú ayer es “la defensa de la tierra (que) no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida”. Francisco no ha dudado en calificar la Amazonia de “una tierra santa” (Exodo 3,5), por su enorme riqueza biológica, cultural y espiritual, que no hay que destruir
A contrapelo de quienes deforman la defensa de la vida reduciéndola a una campaña anti gays y antiaborto, el Papa ni ha mencionado estos temas en este viaje a Chile y Perú. Ha centrado la defensa de la vida en la defensa de los pueblos indígenas (los mapuches y otros en Temuco, Chile) y de los pueblos de la selva: “Probablemente los pueblos originarios amazónicos nunca hayan estado tan amenazados en sus territorios como lo están ahora”, denunció, lo que amenaza su vida, pues sin la tierra no pueden sobrevivir, como dijeron sus líderes.
Ante las autoridades en Palacio de gobierno insistió en que “la Amazonia, que he visitado esta mañana y que constituye en su globalidad el mayor bosque tropical y el sistema fluvial más extenso del planeta. Este «pulmón» como se lo ha querido llamar, es una de las zonas de gran biodiversidad en el mundo pues alberga las más variadas especies”. Y denunció la amenaza que “se manifiesta con claridad en la manera en la que estamos despojando a la tierra de los recursos naturales sin los cuales no es posible ninguna forma de vida. La pérdida de selvas y bosques implica no sólo la pérdida de especies, que incluso podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, sino una pérdida de relaciones vitales que terminan alterando todo el ecosistema. [2]
Francisco señaló con valentía las causas de esa amenaza contra la tierra amazónica: el modelo neo extractivista y políticas incorrectas de conservación. “La Amazonia es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neo-extractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que dirigen su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales. Por otra parte, la amenaza contra sus territorios también viene por la perversión de ciertas políticas que promueven la «conservación» de la naturaleza sin tener en cuenta al ser humano y, en concreto, a ustedes hermanos amazónicos”.
Otra causa de la destrucción ambiental es “la cultura del descarte. Una cultura que no se conforma solamente con excluir, sino que avanzó silenciando, ignorando y desechando todo lo que no le sirve a sus intereses; pareciera que el consumismo alienante de algunos no logra dimensionar el sufrimiento asfixiante de otros. Es una cultura anónima, sin lazos, sin rostros. Una cultura sin madre que lo único que quiere es consumir. La tierra es tratada dentro de esta lógica. Los bosques, ríos y quebradas son usados, utilizados hasta el último recurso y luego dejados baldíos e inservibles. Las personas son también tratadas con esta lógica: son usadas hasta el cansancio y después dejadas como «inservibles»… Los falsos dioses, los ídolos de la avaricia, del dinero, del poder lo corrompen todo. Corrompen la persona y las instituciones, también destruyen el bosque”
Por eso llamó a “impulsar y desarrollar una ecología integral como alternativa a «un modelo de desarrollo ya caduco pero que sigue provocando degradación humana, social y ambiental».[3] Y esto exige escuchar, reconocer y respetar a las personas y a los pueblos locales como interlocutores válidos. Ellos mantienen un vínculo directo con la tierra, conocen sus tiempos y procesos y saben, por tanto, los efectos catastróficos que, en nombre del desarrollo, están provocando muchos proyectos”.
Retomando las palabras del obispo David Martínez al saludarlo en el Encuentro con la población en el Instituto Jorge Basadre, Francisco declaró que “hay que decirlo con fuerza: no son tierra de nadie. Esta tierra tiene nombres, tiene rostros: los tiene a ustedes”, y añadió, refiriéndose al nombre de la región: “lo primero que me gustaría trasmitirles –y lo quiero hacer con fuerza- es: ¡esta no es una tierra huérfana, es la tierra de la Madre! Y si hay madre hay hijos, hay familia, hay comunidad. Es doloroso constatar que hay algunos que quieren apagar esta certeza y volver a Madre de Dios una tierra anónima, sin hijos, una tierra infecunda. Un lugar fácil de comercializar y explotar”.
Por dijo a la población: “Los animo a que se sigan organizando en movimientos y comunidades de todo tipo para ayudar a superar estas situaciones; y también a que, desde la fe, se organicen como comunidades eclesiales de vida” porque “La salvación no es genérica, ni abstracta. Nuestro Padre mira personas concretas, con rostros e historias” y concluyó invocándolos a que “Amen esta tierra, siéntanla suya. Huélanla, escúchenla, maravíllense de ella. Enamórense de esta tierra Madre de Dios, comprométanse y cuídenla. No la usen como un simple objeto descartable, sino como un verdadero tesoro para disfrutar, hacer crecer y transmitirlo a sus hijos””
Siguiendo la invitación de Francisco y para concretar esta preocupación por la Amazonía, los obispos, religiosos y laicos representantes de 9 países empezaron, la misma tarde del viernes 19 los preparativos del Sínodo Panamazónico cuya realización será el 2019 y que venga desde abajo, es decir, recogiendo las voces de pueblos indígenas.
En conclusión, para evitar la destrucción de la Amazonia y cuidar “una de las explosiones de vida más exuberante del planeta”, se necesita, además de otro modelo de desarrollo, el papel protagónico de los pueblos que allí viven y de cuya sabiduría y conocimiento debemos aprender.
Defender la tierra es defender la vida.doc
Para leer el discurso completo del Papa ante las autoridades peruanas, ingresar al siguiente enlace: Discurso de Francisco
Deja una respuesta