De acuerdo a un comunicado de la Iglesia colombiana, el pasado 20 de septiembre fallecieron en altercados seis jóvenes en la zona rural del municipio de Buenos Aires y cuatro personas en los de Mosquera y El Charco, “hechos que también han dejado heridos y destrozos materiales”.
En ese sentido, los obispos de Colombia condenan estas masacres y piden “a todos los que siguen generando violencia que pongan fin definitivamente a esta máquina de la muerte”, reafirmando la sacralidad de la vida humana.
En la nota, los prelados manifiestan su “solidaria cercanía a sus seres queridos, a las comunidades municipales a las que pertenecían, a la arquidiócesis de Popayán y a la diócesis de Tumaco” y oran por “la pronta recuperación de los heridos”.
Igualmente, sostienen que resulta “desgarrador constatar la extensa lista de asesinatos y atentados que, en diversos escenarios, han tenido lugar en el país en los últimos meses” y que “las agresiones contra la vida y dignidad humanas son cada vez más atroces, y traen consecuencias humanitarias cada vez más graves para toda la nación”.
Frente a este panorama de violencia, y en el marco del Día Internacional de la Paz, los obispos católicos de Colombia reafirman “que la vida humana es sagrada y que atentar contra ella es un crimen gravísimo, en contra de las personas y de las comunidades” y que “no es posible alcanzar la paz si no se respeta y se defiende la vida”.
Por último, los miembros del episcopado colombiano invitan a las comunidades católicas “a perseverar en la oración por la paz, así como a continuar promoviendo acciones que lleven a la reconciliación y a la defensa de la vida como derecho primario y fundamental de todas las personas”.
Fuente: Zenit
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