El Vaticano hizo público este viernes 17 de febrero el Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2023 bajo el título “Ascesis cuaresmal, un camino sinodal”, que se inspira en el episodio evangélico de la Transfiguración del Señor para reivindicar “el método y el estilo” de una Iglesia sinodal.
“El proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino”, afirma el Santo Padre, que recuerda, asimismo, que “el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad”.
El mensaje del Papa recuerda que la ascesis cuaresmal es el “compromiso” del cristiano para “superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la Cruz”. Por ello, invita a “ponerse en camino”, a subir al monte con Jesús, Pedro, Santiago y Juan a ver el verdadero rostro de Dios.
Con respecto a la sinodalidad, el pontífice recuerda que Jesús es el Camino y que, tanto el camino ascético de la Cuaresma como el camino sinodal tienen como meta “una transfiguración”, personal en un caso y eclesial en otro. De ahí que invite a los fieles a ser “artesanos de la sinodalidad en sus comunidades”.
Además, el Papa hace dos peticiones para esta Cuaresma: la primera, escuchar lo que nos dice Jesús en las Escrituras y “a través de nuestros hermanos y hermanas” necesitados de ayuda. También, escuchar “a nuestros hermanas y hermanas en la Iglesia”, algo que “siempre es indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal”.
La segunda indicación es la de “no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones”.
Puede acceder al documento íntegro, haciendo clic en el siguiente enlace: Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2023
Fuente: Conferencia Episcopal Peruana
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