Ayer domingo 5 de diciembre, al celebrarse el Segundo Domingo de Adviento,  monseñor Carlos Castillo hizo un importante llamado a reconocer nuestros límites para entrar en un proceso de conversión y evitar que la corrupción se normalice y enquiste en todos los ámbitos de la vida, inclusive dentro de la Iglesia:

“En la Iglesia hay procesos corruptivos muy graves que todavía no acabamos de solucionar porque hay mil formas de esconder la corrupción en la Iglesia. Y justamente, porque tenemos el rótulo de católicos y de que ‘no nos equivocamos’, resulta que siempre hay la posibilidad de que alguien delinca con la cobertura de la Iglesia”, dijo.

Al inicio de su homilía, el Arzobispo de Lima explicó que ser cristiano es aprender a hacer las cosas gratuita y generosamente. Esta es una actitud que requiere, de nosotros, un proceso de conversión, es decir, un cambio en la manera de vivir y concebir las cosas.

Monseñor Castillo aseguró que en los últimos 30 años de globalización nos hemos deshumanizado, y por eso, es necesario ‘aplanar’ esas ‘montañas’ de desigualdad e indiferencia para hacer juntos un camino por el que podamos avanzar:

“Tenemos tantas ‘hondonadas’ de pobreza, de enfermedad, de tragedia, especialmente con este virus y las amenazas de otros virus, ‘hondonadas’ de hambre y terremotos. No podemos olvidarnos nunca de quienes están desfavorecidos, concentrarnos en las personas que están en lo más bajo de la escala social, de los problemas humanos, en las tragedias más terribles que tenemos”, expresó.

Salir del círculo vicioso de la corrupción, especialmente en la Iglesia

El Arzobispo de Lima afirmó que estamos llamados a salir del círculo vicioso de la corrupción: “Es urgente un voluntariado para tomar conciencia de que todos estamos, todavía, en una especie de ambiente contaminado, en donde inclusive quienes hablan contra la corrupción, también están inmersos en ese enredo”.

En memoria de Madeleine Truel

En el Día del Bombero Voluntario del Perú, el Arzobispo de Lima dedicó unas palabras a la memoria de Madeleine Blanche Pauline Truel Larrabure, laica peruana de ascendencia francesa, que luchó desde la Resistencia Francesa, contra los abusos del ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial:

“Esta peruana nuestra, empleó sus conocimientos en dibujo para cambiar las partidas de nacimiento de los niños judíos. Ella fue una voluntaria como ustedes hermanos bomberos, una mujer católica que nos recordó que, cuando se vive la Gracia del Señor, uno está en permanente conversión, atento a las situaciones, viendo cómo se dona, cómo se da al Otro”, comentó.

Fuente: Arzobispado de Lima 



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