La situación de Cali, capital del Valle del Cauca, en Colombia sigue agravándose, pues -como según se conoció- el pasado 28 de mayo resultaron fallecidas siete personas en diversos eventos violentos presentados en medio de las protestas.
Por ello la Arquidiócesis de Cali ha repudiado estos asesinatos y hace un llamado “a proteger la vida, incluso del o de los asesinos. Si la comunidad o quien fuere, los puede detener, deberán ser entregados a la justicia por vía ordinaria o a través de defensores de derechos humanos”.
Esto en referencia al linchamiento de un policía, vestido de civil, que disparó en contra de un grupo de manifestantes. Al respecto desde la Iglesia de Cali han pedido no tomar justicia por mano propia, porque “es una trampa en la defensa de la vida y de los derechos. No caigamos en ninguna provocación”.
Por tanto “cada muerto pertenece a una familia que lo espera, a un pueblo que anhela vivir en paz, con verdad y justicia, con desarme social y Estado que los garantice”. “Nuestra condolencia y oración por quienes han muerto o han quedado heridos. ¡NI UNO MÁS!”, dijeron.
Fuente: Celam
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