El pasado sábado 20 de junio se celebró el Día Mundial de los Refugiados, instituido por las Nacionales Unidas (ONU) el 20 de junio desde el año 2001.
En ese sentido, según datos de la ONU, 70,8 millones de personas en todo el mundo se han visto obligadas a abandonar sus hogares a causa del conflicto y la persecución a finales de 2018, considerándoles así entre las personas más vulnerables del mundo.
Entre ellas, hay casi 30 millones de refugiados, de los cuales más de la mitad son menores de 18 años. Además, a 10 millones de personas apátridas se les ha negado una nacionalidad y el acceso a derechos fundamentales, como la educación, sanidad, empleo y libertad de circulación.
Asimismo, los datos señalan que cada minuto, 24 personas lo dejan todo para huir de la guerra, la persecución o el terror.
La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su protocolo de 1967 constituyen los instrumentos legales únicos que amparan la protección internacional de los refugiados.
Según sus provisiones, los refugiados merecen como mínimo los mismos estándares de tratamiento que el resto de extranjeros en un país y, en muchos casos, el mismo tratamiento que los nacionales.
Con respecto a la conmemoración de este Día Mundial, este año, tanto la pandemia de COVID-19 como las recientes protestas contra el racismo ponen de manifiesto la necesidad de “luchar desesperadamente por un mundo más inclusivo e igualitario; un mundo donde nadie se quede atrás”, indica la organización internacional en su página web.
En este sentido, remarca que este tiempo que vivimos “nos demuestra que todos desempeñamos un papel en la lucha para conseguir cambiar las cosas” y esto “es la esencia misma” de la campaña del Día Mundial del Refugiado de ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados).
El pasado 17 de junio, la Asociación Entreculturas, ONGD (Organización No Gubernamental para el Desarrollo) jesuita, convocó una rueda de prensa virtual con el título: “Sin Escuela, sin refugio”, evento organizado en el marco del Día Internacional de los Refugiados, informa Vatican News.
De acuerdo a la organización, en el mundo hay más de 7 millones de niños y niñas refugiados en edad escolar. Al cerrarse las escuelas como medida de prevención contra el coronavirus, se ha dejado a muchos niños sin su “refugio, sin su espacio de protección y de aprendizaje, sin su espacio para ser niños o niñas”.
Igualmente, Entreculturas recuerda que, sin la escuela, los pequeños vuelven a estar más expuestos a situaciones de violencia, no pueden acceder a alimentarse, tener acceso al agua potable y, por supuesto, a la educación.
Fuente: ZENIT
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