Defender los derechos humanos fundamentales puede significar, en muchas partes del mundo, un riesgo. No sólo en regímenes dictatoriales, sino también en algunas democracias que pasan por una crisis.
Hace falta coraje, como dice Francisco para “oponerse activamente a la pobreza, la desigualdad, a la falta de trabajo, de tierra, de vivienda, de derechos sociales y laborales.
El Papa nos invita este mes a apoyar a los que asumen las consecuencias de defender los derechos fundamentales allá donde no es fácil “para que vean que su sacrificio y su trabajo dé fruto abundante”.
“Para defender los derechos humanos fundamentales hace falta coraje y determinación. Me refiero a oponerse activamente a la pobreza, la desigualdad, a la falta de trabajo, de tierra, de vivienda, de derechos sociales y laborales. Piensen que muchas veces los derechos humanos fundamentales no son iguales para todos. Hay gente de primera, de segunda, de tercera y de descarte. No. Tienen que ser iguales para todos”, dice el Papa.
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