Por José María Rojo García
El que el diario La República de Lima (considerado siempre entre los dos primeros del país) haya dedicado el pasado 27 de octubre su Editorial a “La Iglesia de los Pobres”, recordando los 50 años de publicación, en 1971, del libro de Gustavo Gutiérrez “Teología de la Liberación Perspectivas” es, por decir lo menos, un hecho insólito.
Y es que también es insólito que un libro de Teología, de un país nada pionero en publicaciones religiosas, haya alcanzado traducciones a 14 idiomas distintos, con un montón de ediciones y hasta hoy se siga leyendo y publicando.
Podemos anotar muchas razones (seguramente válidas) pero creo hay una que lo explica mejor: Gustavo Gutiérrez logró tocar el doble nervio central del evangelio, el amor gratuito de Dios como eje principal de toda la Biblia (y, por lo tanto, también nuestro mandamiento) y el amor preferencial de Dios por los Pobres, por los de todo lugar y de todos los tiempos. Así de sencillo.
He tenido dos gracias, al respecto, en mi vida: 1ª) tener mi primer trabajo pastoral en Chimbote, la ciudad obrera y popular del norte del Perú donde Gustavo -en 1968, vísperas de Medellín- usó por primera vez en público la expresión Teología de la Liberación. 2ª) Haber conocido muy pronto y considerarme amigo de Gustavo. No me estoy dando autobombo. Muchos lo somos y es lo más fácil y sencillo para los que lo conocemos.
Y, tampoco lo oculto ni lo he ocultado nunca: me inscribo en esta corriente, llamada Teología de la Liberación, simple y llanamente porque -como reconoce el Editorial de la República en su último párrafo- “en un continente atravesado por la pandemia, el desempleo y el hambre, nunca como hoy la palabra del teólogo peruano cobra vigencia y valor”. Mejor aún, porque Gustavo, después de 50 años, sigue haciéndonos ver que o nos la jugamos por los pobres o estamos fuera de la Iglesia de Jesucristo. Lo afirmó Benedicto XVI en Aparecida, Brasil 2007, y lo sigue afirmando cada día Francisco de todas las formas y en todos los idiomas. Evangelio puro.
MUCHAS GRACIAS A JOSÉ ,MARÍA POR ESTE ARTICULO. DESDE JOVEN YO SEGUÍ SUS ENSEÑANZAS.. DIOS LO BENDICE EN TODO MOMENTO.. FRESIA MARTÍNEZ CORNEJO.